Especulación y Burbujas
- Admin
- 27 dic 2017
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Un libro de obligada lectura en las aulas de postgrado de las Escuelas de Administración de Empresas, es el escrito por el profesor Burton G. Malkiel, cuyo título en idioma inglés es: A Random Walk Down Wall Street, el mismo que ya va por su décima edición. En el capítulo 2 aborda el tema de la especulación financiera como producto de la codicia y que ha sido parte esencial de los períodos en donde los precios de ciertos activos no dejan de subir formando una especie de burbuja que finalmente explota causando severos perjuicios a los inversionistas y a la economía. De esta manera, mercados exuberantes que dependen solamente del respaldo sicológico de los participantes, invariablemente sucumben ante la ley de gravedad financiera. Uno de los casos más emblemáticos, se registró en el año 1593 en Holanda cuando los individuos decidieron hacerse ricos invirtiendo en tulipanes. Esta flor, desconocida para los holandeses, fue traída desde Turquía por un profesor de botánica, que esperaba venderlos a buenos precios. No tuvo éxito por lo excesivo del precio, hasta que un ladrón irrumpió en su casa y robó los tulipanes, vendiéndolos en el mercado a precios más bajos pero con un buen margen de ganancia. En la siguiente década los tulipanes se hicieron populares en los jardines holandeses aunque su precio era bastante alto. De pronto, un virus no letal llamado mosaico, atacó a los bulbos. Este virus, aunque usted no lo crea, fue el que desató la especulación por comprar los bulbos de los tulipanes. Este virus, hacía que los pétalos desarrollaran franjas o flamas de diversos colores que hacían aún más bellas a la flor. Los holandeses comenzaron a valorar estos tulipanes bautizándolos con el nombre de bizarros. A corto plazo el gusto popular dictó que mientras más bizarro un bulbo más caro el precio de poseerlo. Poco a poco, la tulimanía hizo presa de los inversionistas. Como la ropa que va a estar de moda el próximo año, los comerciantes comenzaron a predecir cuáles serían los tulipanes que estarían de moda el año próximo vendiendo lotes por anticipado. Ante la fuerte demanda y una oferta restringida, el precio de los tulipanes comenzó a subir de manera exponencial. Mientas más caro un bulbo, los inversionistas consideraban que comprarlo hacía sentido para ganar dinero, mucho dinero. La tentación de hacerse ricos, como lo habían hecho varias personas, se tornó irresistible, y la gente, al pico de la especulación entre los años 1634 y 1637, comenzó a intercambiar sus propiedades personales como tierra, joyas y muebles con la convicción de ganar más dinero. De esta manera, la locura de las masas hacía que los precios de los tulipanes continúe subiendo. Este episodio también registra eventos tragicómicos, como cuando un marino le comunicó a un mercader de la llegada de un buque con mercadería que podía comprar anticipando a sus competidores. El mercader lo agasajó con un desayuno en donde le brindó un plato del arenque ahumado más fino. El invitado decidió ponerle una cebolla al platillo, y no se le ocurrió mejor cosa, que cortar de una planta cubierta en sedas que estaba en el aparador uno de sus brotes creyendo que se trataba de una cebolla. Pero no lo era, sino la más cara variedad de tulipán, que con cuya venta, podría haber dado de comer a la tripulación de un barco por espacio de un año. El pobre marino terminó en la cárcel acusado de una felonía. En Enero de 1637 el precio de los tulipanes llegó a su nivel más alto, motivando a algunos inversionistas por precaución a vender sus tulipanes. Esta conducta motivó a otros a deshacerse de sus tenencias de la flor, iniciando una baja rápida de los precios hasta que el pánico cundió y el precio de los tulipanes llegaron al mismo nivel que una cebolla. Y así llegó el fin de la especulación en tulipanes. Como corolario, se podría decir que parte del genio de los mercados financieros es que cuando existe una demanda real por un método para incrementar las oportunidades especulativas, sin lugar a dudas el mercado lo proveerá. Este artículo, va en paralelo con lo que está sucediendo en la actualidad con el Bitcoin, después de 381 años de haber concluido la especulación de los tulipanes. Así que estimado lector, no se deje atraer por la locura de las masas, y actúe racionalmente, aplicando un principio que dice, que en el largo plazo, nadie le puede ganar al mercado. Por lo tanto, aléjese de la novelería del Bitcoin si quiere preservar su patrimonio. ¡FELIZ AÑO 2018!
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